Bush y la rua Augusta.

Hola pendejos! Que locura fue la semana que ha pasado, no?! Yo nunca había escotado de una tierra que se sensibiliza tan demasiadamente con un presidente de otra nación como Brasil. Perdón por estar escribiendo solamente ahora a respeto. Chunchon, el papi de los Andes, se pierdo en las maravillas del bajo meretricio paulistano de la rua Augusta e somiente ahora ha regresado a Pedro Juan. Si, cabron, Bush no fue la única visita que la capital de los motoboles ha recibido nos últimos días. Pero si yo sabia que iría encontrar Daúde, una mujer de los cabellos de fuego, boca de miel y ancas de una caballa salvaje, yo tenería feito la visita ha mucho tiempo. Una pepita como esa no se garimpa en los prostíbulos de la frontera. Que rica!

Trate la biscate con mucha cachaca y catupiry, una princesita. Me dice que un día quieres se casar conmigo e fue en esa hora que yo pule de la cama anunciando mi partida. Bueno, aunque yo conocí los caminos misteriosos de Daúde, la razón para mi visita a São Paulo era el presidente americano. O mas o menos.

Fue convidado por un bando de sien tierras a visitar la capital paulistana para protestar contra lo mandatario numero uno de las águilas del norte. Mi obligación con los baderneiros era solamente dirigir el autobús e tocar éxitos de la música pop en mi flautita boliviana, porque, segundo dicen, lugares que concentran mucha personas sien un grupo musical boliviano no estas completo. Protestar? El carajo! Yo quiero apenas las fiestas y tumultos.

Antes do bota fuera (que yo bote a dentro) en la Augusta, yo estaba en la Avenida Paulista junto de estudiantes de universidades publicas que le gustan henchir el culo de maconha, de populares vestidos como árabes, mujeres semi-nuas, personas con plaquetitas contra y a favor de Bush sien saber derecho que puerra estaba aconteciendo, periodistas esbaforidos, guarditas con cara de saco chelo y esperando el mejor momento para mostrar su estupendo preparo y muchos, muchos motoboles. Mucho papo, sorrisos, canciones. Y yo? Yo estaba tocando la flautita. Pero me dicen: Porque en Brasil las personas le gustan tanto el tema de la película “Titanic”?

Cuando tocaba pela décima quinta vez lo éxito gringo para un grupo de gostosinas, bombas. Una putaria se inicio y los policiales botaran los socialistas de escuela a correr. Yo corrí tamben, cabron. Pero no sien antes hacer figuración espontanea diante las cameras enquanto las personas davam entrevistas gritando qualquer cosa contra los americanos. Conseguir hablar era muy difícil, todo mondo quería. Bueno, deja los idealistas lutaren y hablaren. Yo precisaba relaxar.

Bote me a andar y encontré un lugar con letreros coloridos, elles dicen como night club y gentleman’s bar. Yo no consigo hablar esas puerras, pero lo significado… Ê la en casa! Local de muchas mujeres, la razón de la estar. Era la Augusta!

Acosté mi barriga en lo balcón gelado de una padaria e pedí una gelada e una coxinha amanecida enquanto la TV mostraba mas noticias de lo presidente americano. Patético. Brasil se comporta como los campesinos que reciben en su morada el dono de la hacienda. Calma, Calma! La mejor estrategia es fingir ser casualmente descompromissado. Armar todo ese circo en las ruas e TV’s y jugar lo hombre en una batucada no faz nada. Solamente sugerir a rejitada exoticidade de esas tierras. Desde cuando brasileño es un pueblo politizado? Enton, cabron, como dicen acá en la Augusta, “relaxe e goza, mi putita.” Perdón, sien putita. En la frase hombre!

Con todo o que vi, tengo certeza de que el señor Bush debe ter apreciado la viajen tanto cuanto yo. En termos políticos fue una mierda, pero divertido (en termos energéticos equivale a un Silpancho, meo chincharron de pacu y duas mariolas de cocô). Pero solamente yo presencie las ancas grossas de Daúde. Cuento esa tórrida historia de amor en otra oportunidad.

...y no me venga con chorumielos!